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Channel: exilio – Penúltimos Días
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Cuba, Nueva York

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El País: Rafael Rojas, sobre una Cuba vista desde Nueva York.

“Una desventaja y una ventaja podrían detectarse en ese abandono del relato de la excepcionalidad en las percepciones sobre Cuba desde Nueva York. La desventaja es que al imaginar un país como cualquier otro latinoamericano o caribeño del siglo XXI se pierde de vista que en la isla persisten instituciones singulares, por decir lo menos, como el partido comunista único, el control estatal de los medios de comunicación y fuertes restricciones constitucionales y penales a la libertad de asociación y expresión, que merecen ser cuestionadas.
La ventaja, en cambio, es que el debate sobre Cuba cada día se despega más y más de la figura polarizante de Fidel Castro.”

Bueno, ¿se trata realmente de una ventaja? Tal vez sea una ventaja para Raúl Castro, sin duda, que consolida su transición enmascarada hacia el capitalismo de estado y va creando una nueva clase. Y parece que es el momento de hacer una anécdota neoyorkina, que tuvo lugar en esa misma galería, The 8th Floor, que menciona Rafael. La locación: una cena de gala tras la inauguración el pasado 26 de septiembre de la muestra “Detrás del muro“. A la mesa, varios artistas cubanos, de la isla y el exilio. Entre ellos, Arlés del Río, que esta vez prefirió asistir sin su novia, Vilma Rodríguez Castro, célebre por su abuelo Raúl y su caro vestuario. Uno de los presentes, el pintor Armando Mariño, soltó algunas pullas al comisario de la exposición e hizo referencia a su “séquito”. Luego de lo cual el susodicho Arlés se levantó de la mesa y con malas formas y muchas malas palabras intentó amedrentar a Mariño, que prosiguió calmadamente su cena. Un rato después, se repitieron las malas palabras, acompañadas de amenazas de muerte (“y si vas a Cuba yo mismo voy a encargar a unos negros que te caigan a golpes”). El amigo Mariño, que hace mucho que vive en Nueva York, se graduó esa noche de gentleman.
En efecto, ya el problema no es Fidel Castro. Pero el poder en Cuba parece que sigue estando del lado de los Castro. Y me temo que ser anticastrista sigue siendo algo no muy bien visto en los medios culturales neoyorkinos. Como bien dice Rafael, “esa saludable despersonalización (del ‘problema cubano’) debería rebasar la política e incidir en la manera cada vez más diversificada en que pensamos las artes, la música o la literatura.”


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